TRAS LA VERDAD LA TRAICIÓN ES SU RELIGIÓN

Por Héctor Parra Rodríguez 

Ricardo Anaya Cortés: joven, ambicioso, traicionero e inexperto. Así lo calificó el senador independiente Javier Lozano Alarcón, en su discurso de renuncia al PAN. Tundió de calificativos a quien fuera su dirigente nacional: lo llenó de epítetos. La traición es u religión. 

Lo que muchos se niegan a hacer y reconocer, el senador Javier Lozano, lo dijo sin “pelos en la lengua”. Aseguró que, con Ricardo Anaya, el PAN perdió el rumbo y la identidad; extravió sus principios, ya no hay mística, disciplina, proyecto, congruencia ni liderazgo. Anaya es una auténtica farsa, una simulación. Es un dictador que hoy realiza las prácticas que antes evitaron los panistas y lo hace con candidez e impunidad. Aseguró que, si Gustavo Madero fue malo, Ricardo Anaya es peor. 

Anaya es una farsa, una simulación; es la imposición de un dictador. Desde la dirigencia nacional impuso una lógica de exterminio y exclusión. Todos los recursos los ha usado para su propio beneficio, siguió diciendo Lozano Alarcón. Ofreció candidaturas, llevó a cabo expulsiones, dio la espalda a los principios. Su hipocresía ha llegado a criticar políticas públicas de las que los panistas fueron partícipes y otras en las que fueron artífices, como lo de la reforma energética, el alza a las gasolinas. 

Antes los panistas eran distintos y distinguidos; hoy se confunden con otros vulgares políticos. A los “mochos les dio por los moches” y no hubo una sola investigación al interior, no se llegó a fondo, salpicaría a todo mundo. Pero nada se les hizo a esos panistas como al gobernador Javier Corral de Chihuahua. Diluyó y eliminó la plataforma panista en aras de un maltrecho frente opositor; realizó una alianza electoral con una izquierda retrógrada lo que ha llevado a los absurdos imposibles de lograr, ahora con su “palomazo”. 

También dijo que se iba del PAN, pero no de la política ni del servicio público. Siguió agregando que, no quiere dejar en manos de improvisados, demagogos, populistas, irresponsables, tramposos, corruptos, traidores e inexpertos la administración pública. Aseguró que tenemos un gran país que cuidar. Debemos poner a los más honestos y capaces, a los y las mejores mujeres en las posiciones del poder. Lamento, reiteró, la degradación del PAN. Remata diciendo que, guarda la esperanza que con el tiempo recuperen la dignidad, la congruencia, los principios, los valores y la identidad de los panistas. 

Tarde que temprano se daría este evento de renuncia virulenta por parte de Javier Lozano. Además de que los anayistas literalmente lo “congelaron” pretendieron expulsarlo de las filas del PAN; sin embargo, Lozano esperó el tiempo necesario para darle un “gancho al hígado” a Ricardo Anaya, para debilitarlo en la contienda por la Presidencia de la República, una vez que se despejaron todas las dudas de la serie de traiciones a las que llegó Anaya para quedarse como único aspirante del “Frente” a la Presidencia. Habiendo doblegado y comprado a Moreno Valle, con candidaturas a fin de que declinara en sus pretensiones. 

Ricardo Anaya fue denunciado en varias ocasiones de abusar de los recursos del PAN en su propio beneficio y nada le pasó; ahí están los promocionales que usó de forma exclusiva para él. Lo mismo que hizo Amlo; el tolerante INE todo les consintió. Para nadie era desconocido y lo escribimos en este medio hace mucho tiempo, que Anaya estaba trabajando para su proyecto y de aquellos que lo acompañan en la aventura. El “Niño maravilla” los maravilló con sus discursos demagógicos y de competencia estudiantil de oratoria. Así, sin la menor experiencia en nada, pero sí con una tremenda perversidad y traiciones, logró conseguir el objetivo. Su guardaespaldas, Santiago Creel Miranda, ha sido uno de sus maquiavélicos asesores; siempre a sus espaldas. Gustavo Madero siempre consintiendo a Ricardo a cambio de no haber destapado la cloaca que dejó en su presidencia. En fin, son muchas las complicidades panistas para que Anaya haya logrado llegar a la meta que se propuso con su equipo: quedarse con la candidatura y formar una alianza con la retrógrada izquierda que cada vez se desmorona más y fortalece a Morena. Con un Movimiento Ciudadano que sigue explotando a los menores de edad en sus promocionales, a pesar de la sentencia emitida por la Sala Superior, del TEPJ debido a las violaciones que cometen en agravio de los menores. A nadie le importa si tienen o no permiso de los padres para actuar los menores, simplemente no hicieron caso a la sentencia a pesar de las prohibiciones que ha hecho la misma ONU al respecto. 

Conclusión. Javier Lozano Alarcón, no será igual que Margarita Zavala Gómez del Campo. Esta, está más preocupada por lograr los apoyos para su candidatura que en continuar “atacando” al mismo que logró su salida del PAN, después de más de 30 años de militancia. Lozano es mil veces más aguerrido y en su calidad de senador tendrá mayores oportunidades de seguir exhibiendo las características que describen la personalidad de Ricardo Anaya Cortes, ente otras, que gusta de la traición y la mentira como instrumentos de su retrógrada oratoria para conseguir sus objetivos por medio de la falaz y disfrazada convicción. “Así cuecen las habas en el PAN”. La última decisión del elector, será el día de la emisión del sufragio, quedará en manos del elector al momento de cruzar la boleta electoral, ahí está la clave de todo. Los hechos son contundentes y Lozano desnudó con precisión a Ricardo Anaya, quien seguramente no dará respuesta alguna a la serie de calificativos con los que fue “vestido de gala”, por su excompañero de partido.

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